Todos los que andamos sobre la faz de la tierra tenemos células grasas en abundancia por todo el cuerpo. De hecho, si eres adulto con una composición corporal normal, tienes aproximadamente 30 billones de ellas. Es un número astronómico cuando lo piensas. ¿Te has preguntado nunca por qué tenemos tantas? ¿Para qué sirven?
La respuesta es que las células grasas forman parte de nuestro código genético y nos permiten usar energía almacenada cuando escasea la comida. Es un método de supervivencia que lleva durando una eternidad, pero hoy, en nuestras sociedades, nuestras necesidades han cambiado mucho y hay comida en abundancia.
Cuando comes muchas calorías, más de las que necesitas, tu cuerpo lo almacena de este modo, por si algún día necesitara tirar de estas reservas. Pero ese día no llega. Y entonces, simplemente, nuestro cuerpo lo almacena como grasa. El sitio donde se forman estos depósitos de grasa varía en función de la genética de cada uno, el estilo de vida y la nutrición. Los hombres tienden a acumularlo en el vientre y el pecho, y las mujeres, en caderas, nalgas, muslos y en la parte posterior de los brazos.
Así es como mucha gente se acerca entusiasmada y con determinación a las dietas. Y algunas, al fitness también. Y pierden grasa, y se sienten bien, pero simplemente parece que no consiguen librarse de toda la grasa que tienen. Este fenómeno hace que muchas personas abandonen dietas o sus nuevos hábitos y; algo que le pasa a la mayoría de la gente que sigue una dieta, la grasa vuelve, y con ganas de venganza. Esto es debido a la propia programación celular.
Así, cada vez que intentas de nuevo perder grasa, parece que requiere más esfuerzo y más tiempo.La solución real es simple: tienes que entender qué células trabajan y cuáles permanecen ahí y derrotar esa grasa específica (y tan difícil de perder).
Muchas dietas parecen que funcionan al principio, pero nunca terminan del todo con estos depósitos, que se metabolizan muy lentamente y son resistentes a los procesos hormonales que se producen cuando se empieza a quemar energía almacenada.En definitiva, y para no entrar en tecnicismos, las dietas pueden fallar (y más si buscamos resultados óptimos) porque sólo contemplan la reducción del aporte de calorías.
Tienes que comprender que existen otros dos factores para lograr unos buenos resultados: ejercicio y estilo de vida. Porque esta grasa es el resultado de una compleja interacción de procesos hormonales. Afectan a cómo seas, cómo te muevas y a tu higiene de vida.