1- El azúcar causa diabetes.
El mito más común de la nutrición es probablemente que el azúcar provoca la diabetes. Si tuvieras diabetes, necesitarías controlar la cantidad de azúcar y de carbohidratos que ingieres (con la ayuda de tu médico dietista) para mantener correctamente estabilizado tu nivel de azúcar en sangre. Sin embargo, si no tienes diabetes, el producto del azúcar no te hará desarrollar la enfermedad. Los factores de riesgo para desarrollar una diabetes del tipo 2 son: una dieta alta en calorías, dando como resultado un sobrepeso, y una forma de vida inactiva.
2- Todas las grasas son malas.
Este mito lleva existiendo desde hace muchísimo tiempo: todas las grasas son malas. Pero la realidad es que absolutamente todos necesitamos grasa. Las grasas ayudan a absorber los nutrientes y a la transmisión nerviosa, y ayudan a mantener íntegra la membrana celular – por nombrar apenas algunos de sus propósitos útiles.
Sin embargo, cuando se consumen en cantidades excesivas, las grasas contribuyen al aumento de peso, a las enfermedades del corazón y a ciertos tipos de cánceres.
No todas las grasas se crean igual. Algunas realmente pueden ayudar a promover una buena salud, mientras que otras aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. La clave es substituir las grasas malas (las grasas saturadas) por grasas buenas (monoinsaturadas y poliinsaturadas).
3- El azúcar moreno es mejor que el azúcar blanco.
El azúcar moreno que se comercializa es, en realidad, azúcar granulado blanco con melaza agregada. Y sí, el azúcar moreno contiene cantidades minuciosas de minerales. Pero a menos que comas una porción gigantesca de azúcar moreno a diario, la diferencia del contenido mineral entre el azúcar moreno y el blanco es absolutamente insignificante. La idea que el azúcar moreno y el blanco tengan grandes diferencias es otro mito común de la nutrición.
4- Los huevos oscuros son más nutritivos que los huevos blancos.
Respecto a este extensamente creído mito de la nutrición, el color de la cáscara de un huevo no tiene nada que ver con la calidad, el sabor, el valor nutritivo, las características para cocinarlos, ni el grosor de su cáscara.
El color de la cáscara depende solamente de la casta de la gallina. Según el Consejo de la Nutrición del Huevo (Egg Nutrition Council), los huevos con la cáscara blanca son producidos por las gallinas con las plumas blancas y los lóbulos del oído blancos; y los huevos de cáscara marrón, por las gallinas de plumas rojas y lóbulos rojos. No hay diferencia de contenido, de sabor o de nutrición entre los dos tipos.
5- Evita el marisco para bajar el nivel de colesterol en la sangre.
El colesterol dietético encontrado en mariscos y otras carnes tiene poco efecto sobre el colesterol de la sangre en la mayoría de la gente. Las grasas saturadas y los ácidos grasos que se encuentran en el flujo sanguíneo son los factores más importantes que hacen que el colesterol se dispare. Las grasas saturadas se encuentran generalmente en los productos cárnicos y en los alimentos embalados, y los ácidos grasos en la circulación sanguínea se encuentran en los alimentos procesados, los fritos o en la margarina que contenga aceite hidrogenado.
6- Evita los carbohidratos para perder peso.
El mensaje dominante en muchas dietas bajas en carbohidratos es que los carbohidratos promueven la producción de insulina, que, de una forma alterna, da lugar a un aumento de peso. Por lo tanto, reduciendo carbohidratos, pierdes peso.
Desafortunadamente, éste es otro mito de la nutrición. Muchas de estas dietas no proporcionan realmente los suficientes carbohidratos a tu cuerpo para el mantenimiento diario. Por lo tanto, tu cuerpo empieza a quemar los carbohidratos almacenados (glicógeno) para la obtención de energía. Y cuando tu cuerpo comienza a quemar el glicógeno, se lanza agua. Por lo tanto, la caída de peso al principio de una dieta de este tipo es sobre todo el agua que has perdido como resultado de la quema de glicógeno.
La verdad es que estas dietas son a menudo hipocalóricas. Sus seguidores toman solamente un promedio de 1000-1400 calorías a diario, en contraste a las 1800-2200 calorías de la mayoría de la gente. Para perder una libra por semana, necesitarías comer sólo 500 calorías menos de lo que lo haces en tu dieta normal. Por lo tanto, en este sentido, no importa si ingieres más o menos cantidad de carbohidratos, perderás peso si disminuyes la aportación calórica diaria en comparación al aporte calórico diario que necesitas para mantener tu peso.
7- Evita las avellanas.
Sí, es verdad que las avellanas contienen bastantes calorías en relación a su tamaño. ¡Quince anacardos, por ejemplo, contienen 180 kilocalorías! Y encima, es muy difícil resistir la tentación de comer estos sabrosos bocados. Pero si puedes refrenarte de comerlos en exceso, las avellanas pueden formar parte de una dieta sana.
Es un mito de la nutrición que las avellanas deben ser evitadas. De hecho, tienen altos niveles de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas (las grasas buenas) así como esteroles de plantas; y se ha demostrado que todos estos componentes trabajan para bajar el colesterol.
En vez simplemente de agregar avellanas a tu dieta, el mejor acercamiento es comerlas a cambio de los alimentos ricos en grasas saturadas.
8- Comer por dos es necesario durante el embarazo.
Las necesidades energéticas varían entre individuos. Desafortunadamente, la idea que el embarazo sea la fiesta del todo vale es un mito de la nutrición. Se recomienda generalmente que las mujeres embarazadas aumenten su ingesta diaria en 100 kcal en el primer trimestre y 300 kcal en el segundo y tercer trimestres. Un bocado adicional antes de acostarse que consista en una fruta, una ración de leche o yogur y algunas galletas es, a menudo, suficiente. ¡Un suplemento prenatal de multivitaminas a diario se recomienda a menudo, pero no un tarro de helado a diario!
9- Saltarte comidas puede ayudarte a perder peso.
Mucha gente piensa que saltándose una comida, al comer menos alimento, perderá peso. Como ahora sabemos, esto es un mito más de la nutrición. La gente que piensa que saltarse comidas significa pérdida de peso no entiende cómo trabaja nuestro cuerpo. Si te saltas una comida, tu cuerpo pensará que estás en modo de hambre y por lo tanto retrasará el metabolismo para compensar. Entonces tiendes a comer excesivamente en la comida siguiente. A menudo, saltarse una comida y a la siguiente consumir demasiado, implica que tendrás una aportación calórica total más alta que si comieras con más frecuencia a lo largo del día. Un mejor acercamiento a este tema sería comer comida saludable en menos cantidad y más a menudo a lo largo del día a fin de mantener el balance del nivel de azúcar en sangre.
10- La carne roja es mala para la salud.
A menudo se puede oír gente decir que ella no come carne roja. Cuando les preguntas por qué no, o qué consideran ellos carne roja, las respuestas varían dramáticamente.
Es verdad que algunos estudios han relacionado la carne roja con un riesgo creciente para las enfermedades cardíacas, en parte debido al contenido en grasas saturadas. De hecho, incluso el pollo puede contener tanta grasa saturada como unos buenos cortes magros de carne de vaca o de cerdo. Por ejemplo, una porción de carne de vaca de la parte del solomillo o del filete del cerdo tienen menos grasas saturadas que una porción igual del muslo de pollo con la piel. Es verdad que las aves de corral como el pollo y el pavo son naturalmente más bajas en grasas saturadas. Pero solamente es verdad si no te comes la piel.
Es un mito de la nutrición, sin embargo, que la carne roja es, en conjunto, mala para su salud. En vez de excluír las carnes rojas, elige cortes más magros de la carne de vaca y el cerdo. Para la de vaca, elige la parte del redondo, la superior, el solomillo, etc.; para el cerdo, elige las tajadas del filete y del lomo.